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Comales de barro
David Manuel Carracedo Navarro, cronista de la ciudad
Desde que comencé a redactar artículos sobre las diferentes artesanías que se elaboran en nuestro
municipio, pretendí conocer la manufactura de comales de barro, de los cuales sólo sabía que se
elaboraban en la población de Neutla. Así que le pregunté al señor J. Ascención Franco sobre el
tema, él me contactó con la señora Pureza Sánchez Ibarra quien amablemente me platicó lo
siguiente: Los comales de barro son mucho más baratos que los de lámina, pero aunque tardan un
poco más al calentarse, una vez calientes requieren de poco fuego para seguir en su temperatura,
además el sabor de las tortillas y otros alimentos calentados en este comal tienen un sabor diferente.
En Neutla sólo dos artesanos fabrican estos antiguos artefactos: don Quirino Sandoval que está por
cumplir setenta años y don Onésimo Sandoval que frisa los cincuenta.
Hasta hace poco, otro artesano, don
Ciriaco, fabricaba además tinajas para el
agua, también de barro rústico que no lleva
vidriado, greca o pintura de ninguna especie.
Lamentablemente don Ciriaco falleció hace
unos años sin que sus descendientes
continuaran con esta actividad. Un caso
similar es el de los señores Arroyo y los
señores Mezquitillo, quienes durante muchos
años fabricaron comales, pero cuya tradición
familiar murió junto con ellos.
Los comales de Neutla en exhibición. Un problema con el que los fabricantes
Foto: David Manuel Carracedo Navarro
deben lidiar es el clima, la lluvia les impide
poner a secar sus piezas y el viento puede también echarlas a perder.
El comal más común mide 45 cm., pero pueden hacerse sobre pedido más grandes o más
pequeños. Cada uno de los artesanos fabrican alrededor de 100 o 120 comales a la semana, suelen
auxiliarlos sus esposas o hijos, ya sea en el proceso mismo o en la obtención de materia prima y de
leña para el horno. Sigue habiendo demanda de estos productos, tanto en el municipio como fuera
de éste, la prueba más evidente es que los artesanos los siguen fabricando.
Ya con este conocimiento, la señora Pureza, con la misma amabilidad, y distrayéndose de sus
labores, me llevó a conocer a don Quirino Sandoval, para ver el proceso de fabricación. Aclaro que,
aunque todo mundo lo conoce por Quirino, cuando le pregunté su nombre me dijo llamarse
Aquilino Sandoval Frías. Como es de suponerse, don Quirino nos contó que hace cincuenta años su
padre le enseñó esta labor y a su padre su abuelo hace más de un siglo. Tanto don Quirino como su
esposa y su hijo Jesús me platicaron y mostraron con gentileza el proceso de fabricación.
Podemos pensar que la tierra negra para hacer el barro es abundante y fácil de conseguir, esto es
cierto a medias, no toda la tierra negra, esa que vemos en toda la región, es apropiada para el barro;
muchos años de experiencia acumulada le permiten, a don Quirino o a su hijo Jesús, distinguir el
material que puede moldearse del que resultará quebradizo o con tendencia a otros defectos.
Acarrean en burros varios costales, no sin antes pagar una cuota a los propietarios de los predios. En
ocasiones el barro es una mezcla de materiales provenientes de varios terrenos. Una vez en su
taller la tierra se muele mediante un madero. La tierra es golpeada hasta que los terrones son del
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