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El nombre An Tta Phi, de lengua otomí con que lo llamaron es uno de los tres con que se ha
conocido el pueblo, sin embargo, esta designación no prevaleció y siguieron llamándolo con su
nombre original de Neutla, pero aún se recuerda cuando los indígenas que hablaban otomí le decían
a los de Neutla, “los Antapis”, en alusión al nombre que le daban al pueblo.
El “documento” que nos da alguna información sobre la conquista y fundación de Neutla ya
como pueblo españolizado y cristiano, es una cantera grabada en alto relieve con la imagen de
Señor Santiago, y abajo del mismo, dice lo siguiente: “En 18 del mes de marzo de 1558. Fran(cis)co
Peres”. Dicha cantera se encuentra colocada actualmente arriba del arco de la puerta del templo.
Basándonos en lo ahí escrito, esa podría ser la fecha de su fundación, y Francisco Pérez su fundador
que probablemente haya sido pariente de don Hernán Pérez de Bocanegra, ya que este conquistador
además de los caciques aliados que hemos mencionado, colonizaron y trajeron otomíes para poblar
estos lugares para que desempeñaran las labores del campo, de la construcción y el pastoreo, y
también para que sirvieran de ejemplo a los guerreros chichimecas que deambulaban en la región.
No obstante, pocos chichimecas se
adaptarían a la vida sedentaria, pues el
destino final de la mayoría fue su
aniquilación ocurrida gradualmente durante
tres siglos, obviamente también su idioma se
perdió predominando el otomí, pues al no
someterse al régimen español fueron
exterminados, o bien los pocos que quedaron
se agruparon con otras razas hasta perderse,
tampoco del idioma náhuatl quedaron
rastros, en cambio del idioma y costumbres
Vista actual del Jardín Principal de Neutla. de los otomíes perduran huellas y nombres,
Foto: Gloría Chavarría Santillán por ejempló, el callejón de vidó y los arroyos
de sanchí, viñé y shidongú, que se
encuentran cerca del pueblo, además de las danzas y ceremonias que se practican, y hace poco aún
había personas que hablaban o tenían nociones de la lengua otomí.
Desde el año 1650, Neutla empezó a tener cierta importancia pues en sus alrededores se
establecieron varias haciendas, como la de Cañadas de Landín, la de Cañadas de Dondiego,
Palmillas, Carrera, La Cantera, Vallejo y Rincón de Centeno, donde vivían algunos españoles, por
lo que se precisaba que hubiera sacerdotes que atendieran las necesidades espirituales de la
población, por lo cual la Provincia Franciscana designó para Neutla, cuando ésta fue vicaría, dos
religiosos sacerdotes que hablaban lengua otomí y mexicana, que administraban los sacramentos
dentro del pueblo, en siete haciendas y 22 rancherías, treinta poblaciones en total incluido el pueblo
[6], es de notar que en esos años se atendían más comunidades que ahora, actualmente la Parroquia
de Neutla asiste a 13 ranchos, incluidos los que fueron haciendas únicamente con un párroco, pues
varias de las rancherías que existían en la parroquia se despoblaron.
Por esos mismos años se dio un informe a las autoridades virreinales acerca del número de
habitantes y castas que vivían en Neutla, que dice lo siguiente:
El Pueblo de Neutla, ayuda de la Parroquia de Celaya, tiene dentro de sí, 3 familias de españoles,
4 de mulatos, y 150 de indios; fuera del pueblo, 12 familias de españoles, 9 de mulatos y 400 de
indios, con un total en toda su jurisdicción de 2077 personas de las cuales 250 son de razón, y 1827
son indios. [7]
Con el establecimiento de las haciendas cercanas a Neutla el aumento de población influyó para
que la Provincia Franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán tomara la decisión de fincar
un templo con atrio, claustros y convento para lo cual pidió ayuda a los hacendados vecinos, y a la
Republica de Indios, o sea a las autoridades indígenas.
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